jueves, 23 de octubre de 2014

Breaking beds.

Era más fácil cuando lo único que rompía eran camas teniendo sexo. Era más fácil cuando no había sentimientos involucrados, cuando la conexión era solo momentánea. Solo dos cuerpos intentando saciar el más básico de los deseos. 
Desde que llegaste todo es diferente; es mi corazón el que está en la cama, es él el que te recibe con las piernas abiertas. Nunca me senti mejor, es verdad, pero nunca me senti tan vulnerable, tan expuesta. 
Mi cuerpo no es perfecto y nunca lo fue. Tengo kilos de más, celulitis, cicatrices, marcas de guerras pasadas y perdidas. Tengo el peso de mis 24 años en cada centímetro, tengo viejas parejas marcadas en la piel. Pero nunca me importo. Es el envase, es lo que todo el mundo ve y conoce. Lo exhibo con ropa ajustada y labios rojos, lo dejo en una vidriera para el que lo quiera ver y tocar.
Mi corazón, en cambio, esta inmaculado. Solo tiene tu nombre grabado, solo tiene tus huellas y el aroma de tu piel. Algunas cicatrices que fuiste dejando con el tiempo y con los besos, algunos parches que fuiste poniendo con caricias y cariño. Desde que llegaste que vivo asustada. Tengo miedo de que veas mi corazón y te des cuenta que no soy perfecta. Tengo miedo de exponerlo y cuando veas lo que de verdad es te arrepientas de haberlo emparchado, de haberle dejado cicatrices con tus besos. 
Era más fácil cuando solo rompía camas. 

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