viernes, 22 de noviembre de 2013

Noviembre.

Estoy cansada de estirar mi mano en las noches y no sentirte ahí. Estoy cansada de despertarme y no poder darte un beso de desayuno. Estoy cansada de esperar por cosas que tal vez nunca sucedan. No quiero el matrimonio, los hijos y vivir con vos ya; quiero poder caminar con vos de la mano, quiero poder gritarle al mundo que te amo y que vos me amas también. Quiero hacerte feliz todos los días, no solo cuando nos podemos escapar de la realidad.
Tal vez no soy lo suficientemente buena para vos, tal vez no soy la mujer que queres que sea, que esperas que sea. Pero soy esto: casi nunca soy seria, y siempre soy seria. Demasiado profunda, demasiado superficial. Muy sensible, muy insensible. Soy una colección de paradojas. Y estoy aterrada por quererte así, pero acá estoy, queriéndote de todas maneras. Queriéndote aunque sé que si alguien sale herido voy a ser yo; sabiendo que recoger los pedazos restantes de mi corazón nunca fue fácil, pero lo arriesgo de todas formas. Lo arriesgo porque sé que querernos no siempre llego a ser perfecto, pero nunca fue un error. Nunca sentí nada más real, más intenso que lo que siento cuando te beso, cuando te abrazo. Vos me das la mano y me tocas el alma. Y eso es amor. 
A veces trato de dormir porque en el momento en que abro mis ojos tu recuerdo aparece. Cada imagen esta grabada en mi retina, y se repiten una y otra vez. Tu aroma, el sabor de tu piel, tu respiración; cada segundo de esa noche se repite en mi cabeza. Y en mi cuerpo. Todo en mí ser se estremece. Puedo sentir tus caricias en mi rostro arreglándome el pelo. Puedo sentir tus brazos rodeándome, atrayéndome a tu cuerpo. Puedo sentir como me sacas la ropa despacio, sin apuros; como me besas mientras me acaricias la espalda. Todavía escucho como me decís: "te quiero" al oído mientras me haces el amor. Todos y cada uno de tus besos quedaron marcados en mi piel, en mi boca. Nunca me había sentido así antes, y es porque nunca me había entregado así antes. Mi mente, cuerpo y alma fueron tuyos. Mi mente, cuerpo y alma son tuyos. Te entregue todo mi ser. Y sin embargo nunca me sentí tan completa. 

viernes, 1 de noviembre de 2013

28 de octubre.

Hay ciertos días que uno quisiera borrar del calendario. Días en los que el dolor es tan grande que no podes respirar bien y te duele tanto el alma que te duele el cuerpo también. Y donde la impotencia de no poder estar ahí para las personas que amas mas que a vos misma es tan grande que rompes cosas para sentirte medianamente bien. Hay días, como hoy, que te duelen los brazos por acumular abrazos que tenes y no podes dar. Esos abrazos en los que intentas acomodar las piezas rotas en el cuerpo de la otra persona (aunque no lo logres). Hay días como hoy en que las lagrimas caen al mismo tiempo que la lluvia, y no cesan, son una tormenta. Días en los que te das cuenta que todo es real: el dolor, el sufrimiento, el amor, la injusticia. No son solo palabras, son un torbellino que te desgarra de adentro hacia afuera dejándote vulnerable, dejándote (muchas veces) entumecida.
Hay días, como hoy, que podemos arrancar del calendario pero jamas podríamos arrancarlo de la memoria.