Tengo un pasaje abierto a Pinamar, cuando
decida puedo armar mi mochila y partir al encuentro de mi mama, mis hermanos y
mi sobrino que esta en camino. Cuando quiera puedo decirle a mi papa: -me voy a
visitar a Yamila.- y a las pocas horas tendría el boleto con el horario más
próximo y la mochila lista. Supongo que a esta altura de la lectura se
preguntaran: ¿Qué te detiene? No tengo nada que me retenga en San José. No
tengo un trabajo fijo, no tengo un amor, no estoy estudiando nada, por ende
nada me retiene en San José. ¿Mi familia y amigos? Seguirán acá cuando decida
volver. Entonces qué me detiene, qué fuerza mágica tiene San José sobre mí:
ninguna.
Lo que me detiene es él. Saber que voy a
cruzármelo en cualquier momento, que voy a verlo con su familia y de esa manera
clavar el puñal numero mil en mi ya herido corazón. Me detiene su recuerdo, me
detiene el saber que lo voy a ver inevitablemente en Pinamar (pueblo chico,
infierno grande). Me detiene el saber que le regalaría una o más noches sin
dudar ni presentar quejas. Me detiene un poco de amor propio. Se que apenas
ponga un pie en Pinamar voy a buscar la forma de comunicarme con él y hacerle
saber de mi llegada y disponibilidad para encontrarnos a cualquier hora y
cualquier lugar. Se que cuando lo vea voy a querer besarlo y abrazarlo como
siempre. Se que el no lo va a impedir. Se que pasaríamos una o mas noches
juntos y que al salir el sol él regresaría con su mujer e hija y seria el padre
ejemplar que siempre fue. Se todo lo que soy capaz de hacer por él y tengo
miedo. Se que inevitable e irrefrenablemente volvería a tener el corazón roto,
que volvería a caminar como espectro, que volvería a los lugares de nuestros
encuentros y pasaría horas pensando en él. Se que no me dedicaría mas que unas
cuantas horas y yo seria satisfecha por un par de días hasta que el eco de su
ausencia me volviera loca y empezaría otra vez a fumar y a tomar alcohol a
cualquier hora con tal de llenar ese vacío, que el insomnio golpearía mi puerta
y una vez mas lo dejaría entrar. Se todo lo que produce en mi organismo y no me
siento lo suficientemente fuerte como para soportarlo una vez mas.
Por eso no hago uso de mi pasaje abierto a
Pinamar, por eso paso mis horas entre libros y música. Por eso eche raíces en
San José momentáneamente, por eso a veces apago el celular. Por eso paso los
días escribiendo y transcribiendo relatos sobre él.
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