Hoy me desperté con una sorpresa: en la
pantalla de mi celular se leía: 3 llamadas perdidas. Revise los detalles
meticulosamente y descubrí que las llamadas provenían de la costa Argentina.
Supuse que era mi madre o alguno de mis hermanos, pero al chequear la hora (por
milésima vez) me di cuenta que era imposible que fuera alguno de ellos.
Continúe con mí mañana como siempre y de repente el sol, la lamparita que se
encendía como la manzana en la cabeza de Newton: eras vos. Eran tus llamados.
Era un numero que desconocía, si, pero me era familiar. No puedo describir con
palabras los saltos que dio mi corazón o la sonrisa que se abrió paso en mis
labios. De repente me temblaban las manos, el rubor cubrió mis mejillas como si
te tuviera frente a mí. ¡Las sensaciones que provocas en mí con 3 llamadas
perdidas!
Sin dudarlo un segundo agarre el teléfono y
marque el número. Los dos tonos que escuche antes de que atendieras fueron los
más largos que había escuchado en toda mi vida. Escuche tu voz al otro lado del
teléfono, a 400 km de distancia y me estremecí. Te escuche diciendo: -Hola,
¿sos vos?- e inevitablemente corrieron
lágrimas por mis mejillas. Sin pensarlo colgué el teléfono y me senté en el
piso a llorar.
Llore por lo que sentía, llore por lo que
siento. Llore porque odio la manera en la que me haces sentir. Llore porque
odio sentirme viva solo por vos. Llore porque sos la única persona que me puede
hacer llorar. Llore por la distancia que nos separa. Llore por las vidas
diferentes que llevamos. Llore por vos, por mi y por cada kilómetro entre
nosotros. Llore por vos, por mí y por cada persona que paso por mi cama.
Cuando al fin pude controlarme, agarre mi
celular y leí el mensaje que me habías mandado: “cuando dejes de llorar,
llámame.” ¡Odio la manera en la que me conoces! Pasaron varias horas desde tus
llamados, mi llamado y mi vulnerabilidad al escuchar tu voz. No volví a marcar
tu numero y no se por qué motivo apague mi celular. En momentos como este me
gusta estar sola y volver a escuchar tu voz desataría en mi algo que no se si
podre calmar esta vez.
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