Ahí estábamos: adolescentes, enamorados, perfectos. Ya nada importaba, nada mas que vos y yo. Pero esta historia nunca fue perfecta y algo siempre se interponía entre nosotros.
Ya no eras la persona de la que me había enamorado a los 14 años, eras alguien diferente, eras algo que yo no entendía, que no quería. Así que nos volvimos a separar, como siempre, con nuestras idas y vueltas. Me contaron que tenias una novia nueva, que era todo lo que necesitabas, que estabas "enamorado", que hacías todas las cosas que nunca pudiste hacer por mi.
Yo seguí adelante, madure (o al menos eso creía), me enamore (o al menos eso quería sentir) y conocí a una persona que me haría crecer.
Poco a poco nos fuimos distanciando, ya no eramos los dos adolescentes que se habían enamorado una noche de noviembre. Ya no nos reconocíamos. Yo era diferente. Vos eras diferente. Tal vez nunca estuvimos destinados a estar juntos, a ser felices juntos.
Nuestra historia nunca tuvo final, nunca quisimos ni pudimos ponerle punto final. No hubo un motivo por el cual nos separamos, nunca hubo una explicación, simplemente crecimos. Y nuestro amor no pudo crecer con nosotros. Hay días como hoy en los que te extraño demasiado, extraño a mi mejor amigo, extraño a esa persona que me podía sacar una sonrisa a pesar de todo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario