Eran las 3 de la madrugada de algún día de
verano, estaba tomando un helado y esperando el colectivo que me lleve a casa
después de un día agotador. Estaba escuchando música y en el aleatorio de mi
celular empezó a sonar una canción que me hacia recordarte, cansada de pensarte
en los momentos menos oportunos decidí cambiar de canción. Cuando de repente
escucho que alguien dice mi nombre ¿Quién podría conocerme en aquella estación
y a esa hora de la madrugada? Empiezo a mirar a la gente a mí alrededor y no veo
a nadie familiar, asumo que escuche mal por el cansancio. Pero no había
escuchado mal, estaba mirando hacia el lugar equivocado. Bajo la vista y ahí
estabas, sentado en el cordón de la vereda, esperando el mismo colectivo que
esperaba yo.
Antes de ese encuentro no sabía nada de
vos, hacia mucho tiempo que nos habíamos separado y habíamos perdido el
contacto. No se como describir lo que sentí en el momento que te vi: alegría,
excitación, tristeza, angustia, adrenalina. Todas las emociones juntas. Todo en
mi ser se revoluciono. Todo lo que alguna vez había sentido (y eventualmente
guardado en el fondo de mi alma) ahora salía a la luz, estaba todo a flor de
piel.
Te acercaste a saludar (ya que yo había
quedado inmóvil en el preciso instante que te vi). Me diste un beso en la
mejilla y me preguntaste qué hacia en esa estación a esa hora de la madrugada.
Hablamos un rato de banalidades: tu trabajo, mi trabajo, ¿Cómo esta tu mama? ¿Tu
abuela como anda? ¿Siempre salís a esta hora? Te extraño. Yo también te extraño.
Tengo ganas de estar con vos. No se por qué nos separamos. Yo tampoco se, pero
ahora es muy tarde. No quiero volver a mi casa, quiero quedarme con vos. Yo también
quiero quedarme pero no puedo, me espera mi mujer. Subamos en este colectivo y
sigamos hasta que termine el recorrido.
Nunca supe muy bien por qué nos quedamos
juntos esa noche ni por qué llegue tan tarde a mi casa. No fuimos ni a un bar
ni a ningún hotel, simplemente nos subimos en ese colectivo y realizamos el
mismo recorrido toda la noche. Sentados sin decir mucho en el final del pasillo
alternábamos miradas con besos y caricias. Las palabras eran innecesarias,
nuestros cuerpos se entendían sin hablar. Cuando el manto de la noche ya no nos
cubría y los primeros rayos de luz empezaron a revelar nuestra aventura
decidimos que era hora de volver a la realidad. Regresamos a aquella estación,
a aquel lugar donde nos habíamos encontrado después de tanto tiempo y volvimos
a esperar el colectivo como si no nos hubiéramos visto, como si la noche que habíamos
pasado hubiese formado parte de un hermoso sueño.
No volví a cruzarte en aquella estación, al
menos no por casualidad. Tal vez porque volvía a la estación con la esperanza
de encontrarte, y cuando no lo hacía me sentaba a esperar que aparecieras. Pase
varios meses sentada en el mismo lugar en el que vos te habías sentado aquella
noche esperando que se inviertan los papeles: vos estarías parado, tomando un
helado y maldiciendo a tu celular por reproducir una canción que te hacia
recordar a un gran amor que ya no tendrías; y yo estaría sentada, viéndote,
esperando el momento justo para decir tu nombre y que nuestro viaje sin fin
vuelva a empezar.
<3
ResponderBorrarla persona sobre la que escribis lee esto?
ResponderBorrarno lo lee, pero sabe que escribo. Es patético, no? jaja
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