Ocupa la mesa de luz que reserve para vos y llene de libros posteriormente para no verla tan sola.
Apoyo su cabeza en la almohada que te compré para que no me saques la mía, se recuesta sobre mi y me hace sentir más frío del que alguna vez sentí, me hace sentir más sola, más frágil, más perdida y menos yo.
Tu ausencia esta en el cenicero y el mate que conseguí para vos y que ahora lleno con aire y cenizas; malditas cenizas, maldito cenicero, maldito vos y malditos los cigarrillos que volví a fumar.
Está en este cuaderno en el que escribo por las noches esas frases que me encantaría gritarte y no puedo; y para no olvidarme las anoto y las releo una y otra vez.
Tu ausencia esta en mis manos, en mi boca, en mis pechos, en todo mi cuerpo que no te puede tener cuando quiere, cuando te necesita.
Tu ausencia esta en los platos que no uso, en el único vaso sucio en la cocina.
Tu ausencia esta en la llave que ya no usas, en el timbre que cada vez suena menos, en mis lágrimas que cada vez son más.
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