Hay ciertos días que uno quisiera borrar del calendario. Días en los que el dolor es tan grande que no podes respirar bien y te duele tanto el alma que te duele el cuerpo también. Y donde la impotencia de no poder estar ahí para las personas que amas mas que a vos misma es tan grande que rompes cosas para sentirte medianamente bien. Hay días, como hoy, que te duelen los brazos por acumular abrazos que tenes y no podes dar. Esos abrazos en los que intentas acomodar las piezas rotas en el cuerpo de la otra persona (aunque no lo logres). Hay días como hoy en que las lagrimas caen al mismo tiempo que la lluvia, y no cesan, son una tormenta. Días en los que te das cuenta que todo es real: el dolor, el sufrimiento, el amor, la injusticia. No son solo palabras, son un torbellino que te desgarra de adentro hacia afuera dejándote vulnerable, dejándote (muchas veces) entumecida.
Hay días, como hoy, que podemos arrancar del calendario pero jamas podríamos arrancarlo de la memoria.
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